La noche no es amiga de los viejos
José Luis
Sierra
a la memoria de Mamá
Parecería que el fantasma de los dolores visita
durante la noche, anuda los brazos y entumece la espalda, pensó. Los vecinos no se han levantado aún, por lo
menos tengo un rato de paz. Una vez caliente el día, el cuerpo no dolerá tanto.
Con dificultad se preparó unas galletas export sodas con mantequilla y café. Le
gustaba verter repetidamente el café de un envase a otro. Hacía cierta espuma. Así me enseñó mi hermana que me crió en el
campo. El café no solo sabe más
fresco sino que forma una espuma que resalta su sabor, decía ella. Se sentó
en su sillón a desayunar. Debía tener cuidado de no echarse el café encima. Este maldito temblor de las manos no sé
cuándo apareció.
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