Conversación de Edna con
su amiga y secretaria
Juan Carlos Rueda
José L. Sierra
-¿A
dónde fuiste, Edna? -le
preguntó la empleada a su jefa.
La
mujer de 46 años, elegante y muy bien peinada,
con una blusa roja de seda que contrastaba violentamente con la blancura de su
piel, contestó:
-Salí a
comer algo. No había desayunado -cuando
en realidad quiso decir: Crucé la calle
para hablar con un consejero del centro de apoyo para personas con VIH que hay
aquí, en la esquina.
-Pues
te veo un poco pálida, perdona que te lo diga. ¿Te sientes bien?
(Te ves horrible. Como si te hubiese
atropellado un tren. Y se ve también que has estado llorando.)
-Sí.
Estoy bien. Es que me duele un poco la cabeza.
(Acabo de descubrir que soy VIH positivo,
¿cómo carajo quieres que me sienta? Yo misma me saqué la sangre y la envié con
un nombre falso para salir de la duda. Hoy llegaron los resultados y fui a
desahogarme con alguien. Estoy sorprendida, asustada, furiosa, deprimida. Yo,
que soy toda una mujer profesional con su
vida realizada, dueña de
este
laboratorio clínico, con dos hijas adolescentes; yo, que nunca engañé a mi
marido. Que nunca me acosté con nadie en la calle. Solo con él. Yo, que nunca me he hecho tatuajes, ni he tenido
transfusiones de sangre, ni he sido adicta, ni he estado en un accidente. Yo,
que nunca fui promiscua. Que creía y defendía la monogamia, el matrimonio, las
virtudes de la esposa amante. Yo, que solo estuve con él. Solo con él…)
-¿Cómo
llevas lo de Carlos, Edna? ¿Ya hace casi un año de su muerte, verdad?
-Sí.
Hace un año. Pues, ¿qué te diré? Hay unos días mejores que otros. No es fácil
perder así, de repente, a tu esposo...
(Ese hijo de puta. Me gustaría matarlo, si no fuera porque ya está muerto y bajo tierra,
el muy cabrón. Él me contagió esto. Sabrá Dios con qué puta se acostaba en la
calle... Esto no es justo. Me siento engañada y tonta. Yo tenía mi vida
realizada... Esto no es justo. ¿Cómo es posible que no me diera cuenta? Por eso
las miraditas de la gente en el velorio, los comentarios por lo bajo… Qué
pendeja soy… Todo el mundo lo sabía menos yo.)
-Fue
muy trágico. Él era un buen hombre.
(Yo también me acostaba con él.)
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