Expreso sin regreso
José Luis Sierra
Estoy en pie en la cumbre: atrás, el llano;
debajo, la honda vertical pendiente;
arriba está la bóveda esplendente
donde se interna el ideal humano.
José De Diego
El solemne expreso se impone ante la gran masa de
carros de Toa Baja a Bayamón. Imponente serpiente de cemento: imposible
ignorarla. El expreso De Diego conecta al tercer mundo, aquellos pueblos
extraños, con la gran San Juan. De la misma forma, tristemente te aleja de la
cuidad y te regresa a lo burdo, a lo ignorante, a lo lejano.
Uno de sus tramos es adornado por un imponente
edificio crema con detalles azul turquesa. La cárcel. Es de imaginar que algún
arquitecto la diseñó pensando en el maravilloso azul del cielo boricua. Grandes
tubos se entrelazan en su techo y pequeñas ventanas se ven a lo lejos. A veces,
decenas de cabezas se ven a la distancia, asomadas por las ventanas del
monstruo.
Hoy un grupo de personas está allí, en el carril de
paseo del expreso. Se pueden ver solo por unos segundos antes de que el torbellino de autos te empuje en su afán de llegar a San Juan. Están allí
parados en una peligrosa marginal, haciendo señas hacia el edificio. Es difícil
no verlos. Se ven agitados, desesperados. Vestidos con ropa de domingo, a
cientos de metros de aquel edificio espléndido.
Una mujer de mediana edad levanta un bulto en alto, un
pequeño bebé envuelto en una colcha azul. Un hombre de similar edad, a su lado,
habla por el celular y agita la otra mano, como saludando. Otra mujer, muy mayor,
mira al suelo, viendo dónde afirmar en una zona segura las débiles piernas y
devuelve la vista al gigante azul. Aquel terreno debe ser traicionero... Su
falda es larga, muy larga y negra. Un moño recoge sus cabellos. Y hay una
tristeza infinita en su mirada... Los tres en su afán de saludar las cabezas
que se ven a la distancia, asomadas por las ventanas.
Mientras tanto,
te traga la rutina, la velocidad, la indiferencia, el expreso sin regreso… Pero
ya no es posible pensar en otra cosa. ¡Ojalá el preso esté contento! ¡Ojalá vea
al bebé, a su hijo, aunque sea a la distancia!
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